La primera población del Maestrat que se sumó a las germanías fue Sant Mateu (6/11/1520). De esa villa era oriundo el tejedor Guillem Castellví, dirigente de la rebelión en la capital, conexión familiar que fue esencial para promover la rebelión en el Maestrat. Emulando la estructura política del movimiento en Valencia, los agermanados sanmatevanos, que lograron congregar a la mitad de la población, erigieron su propia junta de los Trece para desplazar al gobierno local y defenestrar a la oligarquía en el poder; un primer paso necesario para legitimar la sublevación y controlar el desarrollo del movimiento. El proceso se aceleró tras el inmediato alzamiento de alrededor de cuatro decenas de vecinos en Cervera. Pero debemos atribuir al segundo viaje de Sorolla al Maestrat, en los primeros días de enero de 1521, la proliferación de grupos agermanados en el resto de la comarca. Como se ha mencionado en el capítulo I de esta serie de notas sobre las Germanías, la base de los sublevados en el reino la conformaban pequeños campesinos y menestrales, y esta fue también la procedencia social y profesional de los agermanados del Maestrat. Prueba de la extensión de la sublevación tras la llegada de Sorolla es la expulsión inmediata de siete consejeros del consistorio de Benicarló que, lejos de producir la erradicación del fenómeno, motivó en pocos días la congregación en ese lugar de una decena de vecinos que secundaron la causa, logrando aunar finalmente a algo más de 30 benicarlandos. Allá donde los agermanados lograron imponerse en la gobernación de Castellón de la Plana enviaron sus huestes para atacar Benicarló, donde se refugiaban los comendadores de Montesa, aunque el objetivo final, de gran importancia estratégica en la guerra, era el de apoderarse de los castillos de Peñíscola, Cervera y Vilafamés, defendidos por los fieles al rey. Sin embargo, gracias a un acuerdo entre el maestre de Montesa y los agermanados, el cerco a Benicarló cesó a cambio de que los agermanados de ese lugar volvieran a sus casas. El cese de las hostilidades fue probablemente un error fatal para los agermanados. A partir de ese momento el bando realista pudo reorganizarse y allegar soldados al Maestrat gracias a las milicias que llegaron desde diferentes puntos de Aragón y Cataluña. Esto permitió al comendador mayor de Montesa atacar Sant Mateu con la ayuda del baile de Morella, rendirla el 23 de julio, pocos días después de que fuera asesinado allí el lugarteniente general de Montesa, lo que espoleó el ataque realista a la población y, a la postre, la derrota en el Maestrat de las germanías. Al día siguiente de la entrada de las tropas realistas en Sant Mateu los sesenta agermanados de la población acusados de estar involucrados en la muerte del lugarteniente general Bernat Çaera eran juzgados. Todos fueron liberados a excepción de sus ocho líderes, que fueron sentenciados a morir en la horca. Era el mes de julio de 1521. Desde el Maestrat el ejército realista comenzó entonces la contraofensiva para tomar Valencia y derrotar la rebelión.